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Las puertas del cine se abren. Dentro, diez personas se disponen a ver la versión de Guillermo Tell dirigida por Heinz Paul en 1934.

El cine arde.

Todo a nuestro alrededor arde. Nosotros mismos ardemos, o desearíamos arder, o quizá prenderle fuego a todo.

¿Y qué hacer, ahora que estamos ardiendo?

 

La puesta en escena a partir de un texto de Pablo Gisbert, Accésit del Premio Marqués de Bradomín del INJUVE 2011, disloca la relación habitual entre el actor y el espectador, e invita al público a subir al escenario, al tiempo que el espectáculo ocurre en el patio de butacas.

El público habita así zonas que en principio le están vedadas y eso le conduce a cuestionarse su papel dentro de la obra.