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Sin palabras, de improvisto, un grupo móvil de cinco personages se introduce en el paisaje sonoro. Esos exploradores tocan en directo in situ con la tecnologia, los sonidos, los objetos y las personas que encuentran.

 

Una especie de « Street-Jokeys » sin platinas ni sintetizadores, los músicos de Urbaphonix oscultan el ambiente sonoro y no componen más que a partir de lo que esta allí omnipresente y que nadie escucha ; los ruidos mecánicos de la circulación, de la ventilación, de la climatización, de los cuerpos, de las conversaciones y sobre todo de los objetos que se encuentran en la calle, simultaneamente escena e instrumentos ilimitados de ese teatro instantáneo.

 

Para producir lo increíble, lo imprevisible, lo maravilloso, su virtud es de hacernos escuchar lo que ya está allí, pero que nadie habia observado, porque nadie habia pensado escucharlo.

 

Hijos espirituales de Luigi Russolo, Pierre Schafer, aplican a la letra el precepto de John Cage : « si un sonido le perturba, escuchelo ».